jueves, 17 de abril de 2008

Involución (Relato)

Hace poco comentaba Lorenzo Martinez sobre los problemas del Heraldo en Hong-Kong: "confieso que a mí aquello me sonaba a ciencia-ficción". Pues bien, aquí teneis un relato corto que, aunque relacionado con CITESA, es de ciencia-ficción. Lo escribí específicamente para este Blog e intenta responder a la pregunta "¿Qué hubiera pasado con CITESA si...? Aunque completamente inventado y notablemente exagerado, no os debe caber la menor duda de que, como en todos los relatos, contiene algo de realidad. Así que preparaos a viajar en el tiempo con Kiko, el protagonista.
Involución (Relato).

Más sobre exportación a Hong Kong

Más sobre la exportación de Heraldos a Hong Kong.

El magnífico artículo de Rafael Serrano sobre su viaje a Hong Kong en 1966 me anima a contar mis vivencias sobre la exportación de Heraldos a dicha ciudad.
Como ya he contado en otro artículo en el verano de 1965 viajé a Hong Kong para tratar de vender teléfonos a la Hong Kong Telephone Company. Entonces la ciudad era colonia británica, tenía unos 4 millones de habitantes (de los que solo el 1% era no chino), y los precios eran, en general, bastante bajos. (Se podía comer en un restaurante de primera clase por el equivalente a unas 300 pesetas, incluyendo vino francés). Posiblemente debido a la suerte del principiante, el caso es que los convencí y realizaron un pedido de 85.000 aparatos en varios colores (entre ellos el negro, que daba muchos problemas de moldeo). La entrega se debía de realizar antes del final de año, por lo que se trabajó en fábrica contra reloj y con los problemas que ya he contado en el artículo sobre el Heraldo. Se realizó el envío por vía marítima, a través del Canal de Suez.
En el mes de julio de 1966 viajé a Colombia para vender teléfonos a la Empresa de Teléfonos de Bogotá. A la vuelta, y dado que debía pasar varias horas en Madrid hasta enlazar con el vuelo Madrid –Málaga, aproveché para ir a Citesa Madrid para contar a Alfredo Remón (que acababa de incorporarse a la compañía como Director de Marketing) como habían ido las cosas en Bogotá. Nada más verme me dijo que había un telex de Hong Kong diciendo que a los Heraldos se les rompía el bastidor. Le contesté que eso no era posible, dado que estaban moldeados en ABS. De hecho, uno de mis argumentos de venta era subirme en un Heraldo y saltar sobre él, con mis 80 kg. Se rayaba algo pero no se rompía. Así que pensé que se confundían con los aparatos similares de otros fabricantes que utilizaban poliestireno en lugar de ABS. Le dije a Remón que pidiera alguna muestra de bastidor roto. Una semana después me llamó Remón desde Madrid y me dijo que había recibido la muestra y que efectivamente era nuestra y estaba rota. Intervinieron ITTE e ITT Nueva York. Para estudiar el caso enviaron desde Nueva York a un experto en plásticos (el Dr. Thornton) con el que fui a los Laboratorios de Standard Telecommunication en Harlow (unos 50 km. al norte de Londres). Allí estudiaron el caso los expertos y dijeron que se trataba de migración del plastificante, que degradaba las características del ABS, como muy bien ha explicado Rafael Serrano. En un primer momento, confieso que a mí aquello me sonaba a ciencia-ficción. Para evaluar la situación nuestro Presidente, Mariano Gómez Mira, decidió que Remón y yo fuésemos a Hong Kong.
Cuando llegamos (julio de 1966) habían almacenado los teléfonos en una nave en la fábrica de Transelectronics, sin aire acondicionado y con el calor y humedad de Hong Kong. El ambiente era poco menos que irrespirable. El plastificante chorreaba por el bastidor, que se rompía como si fuese de queso de Burgos. Luego nos enteramos que la migración se ve potenciada por el calor y la presión, y el caso era que los pasachasis desarrollados para tapar la salida de los cables del teléfono, para evitar la entrada de cucarachas, ejercían una fuerte presión sobre el bastidor y eran los moldeados con el plastificante migratorio. Remón y yo hicimos un muestreo de los teléfonos y descubrimos que:
1) Prácticamente todos los bastidores estaban rotos.
2) Muchos timbres no funcionaban debido a la presencia de partículas de hierro en el entrehierro.
3) Algunos teléfonos presentaban signos de oxidación en algunas piezas.

Se decidió que Remón volviera a España y yo esperara en Hong Kong a la llegada del Jefe de Ingeniería de Aparatos de Standard Eléctrica, ya que entonces en Málaga no había Ingeniería. Claro que, para aprovechar el tiempo, Gómez Mira me dijo que en tanto llegaba José Luis de L´Hotellerie (el Jefe de Ingeniería de Aparatos) yo me fuera a Filipinas, donde se estaba estudiando la posible exportación de Heraldos. De vuelta de Manila y ya con L´Hotellerie en Hong Kong negociamos con la compañía de teléfonos de Hong Kong el procedimiento a seguir. Se vió que devolver los teléfonos a Málaga era inviable por problemas de tiempo, así que se decidió enviar a alguien para organizar la reparación y, al mismo tiempo, enviar desde Málaga, los repuestos necesarios.
Ya de vuelta en Málaga, Santiago Armisén pensó que la persona indicada para llevar a cabo la reparación, y, al mismo tiempo, asegurar la calidad de los aparatos reparados era Rafael Serrano. Así que le llamó a su despacho y se lo comunicó. Yo estaba presente y recuerdo que, como dice Rafael en su artículo, le dijo que sería cosa de “dos o tres semanas”.
Cuando Serrano llevaba en Hong Kong unos dos meses, Gómez Mira decidió ir a ver como iban las cosas, y me dijo que fuera con él. Por cierto que un buen día me llamó a su despacho y me dijo: “Mire Martínez, como vamos juntos usted viajará conmigo en primera”. No me había dado tiempo de sentarme en mi silla cuando me volvió a llamar: “¿Sabe usted la diferencia de precio entre primera y turista?”. Le contesté: “Algo así como 500.000 ptas.” “Bueno, es algo más, así que viajaremos en turista”. “No se preocupe, viaje usted en primera y yo iré en turista”. Pero insistió en que fuéramos los dos en turista. Como ya he comentado en otro artículo, los aviones de entonces eran mucho más pequeños que los de ahora, y en turista el espacio era minúsculo, con lo que casi 24 horas de avión se hacían muy duras. Y más si ya no eras joven, caso de Gómez Mira. Además el vuelo tuvo problemas por tormenta en una de las escalas, con lo que llegamos a Hong Kong con 4 horas de retraso.
En el aeropuerto estaba Serrano esperándonos. Supongo que debido al cabreo que tenía por llevar tanto tiempo allí, aumentado por el plantón en el aeropuerto, lo primero que le dijo a Gómez Mira fue: “¿Cuándo me vuelvo a Málaga?”.
Llegamos al hotel (el Hilton), y Gómez Mira dijo que iba a descansar un poco y que le esperásemos en mi habitación. Al quedarnos solos le dije a Serrano: “¿Cómo has recibido así a Gómez Mira?”. “Es que estoy muy harto de estar aquí, se me dijo que serían dos o tres semanas, ya llevo dos meses y todavía queda mucho trabajo. Además, para tratar de acabar cuanto antes, estoy trabajando 12 horas diarias, incluyendo sábados, sin cobrar horas extraordinarias. Por otra parte, estar aquí me está costando dinero, porque en Málaga hacía horas extra”. Al cabo de un rato llamó Gómez Mira y me dijo que fuera a su habitación. Lo primero que me expresó fue su malestar por la actitud de Serrano en el aeropuerto. Le expliqué los motivos y me preguntó: “¿Martínez usted cree que efectivamente está haciendo horas extra?” “No me cabe la menor duda” le contesté, “pero si usted tiene dudas, pregunte en Transelectronics, ya que ellos sabrán las horas que está allí” . “No hace falta preguntar nada, a mi vuelta a Madrid arreglaré el asunto de las horas de Serrano”.
Durante la estancia de Gómez Mira, Serrano y yo pasamos más hambre que un perrillo chico, porque era del tipo de persona que con un sándwich ya ha comido, así que el día que se fue nos apresuramos a irnos a un restaurante francés (Le Trou Normand) a desquitarnos.
Como cuenta Rafael en su escrito, había organizado una cadena de desmontaje-reparación-montaje-inspección con las chicas chinas. Verlos y, sobre todo, oirlos trabajar era todo un poema. Por ejemplo la jefa de equipo le decía a Rafael: “Este tim-ba is bad”. (Parece que tim-ba es “teléfono” en chino). Y así, en un español-chino-inglés, se entendían. En definitiva, Rafael hizo un magnífico trabajo, pero las pasó “canutas”.
Yo no volví a Hong Kong hasta casi 20 años después (parece un título de Dumas), y para entonces las cosas en Hong Kong habían cambiado muchísimo. Ahora eran ellos los que fabricaban teléfonos, los precios se habían disparado y los rascacielos habían proliferado.

martes, 15 de abril de 2008

Memoria sobre el Plan de Viabilidad 1993-1998

Desde el enlace que figura al final, se puede descargar el documento público: “Memoria de formula Alcatel Citesa S.A. sobre el desarrollo del Plan de Viabilidad 1993-1998”, de fecha 16/3/1999. La copia de este documento nos ha sido facilitada por Rafael Márquez Gallo.

En esta Memoria, Citesa expone la cumplimentación por su parte de todas las obligaciones contraídas en los acuerdos con la Administración para el Plan de Viabilidad y adjunta toda la documentación de soporte correspondiente.

Resumo aquí los antecedentes de este Plan de Viabilidad, que tal como se indica en la propia Memoria fueron los siguientes:

Tradicionalmente, el Cliente fundamental de Citesa había sido Telefónica y lo continuó siendo durante toda sus historia. Pero en 1989, coincidiendo con la liberización del mercado de terminales telefónicos en España, se desencadenan una serie de hechos que afectan muy negativamente a Citesa:

- Telefónica cambia su criterio de reparto de las compras de sus teléfonos, primero aumentando la participación del segundo suministrador y posteriormente, introduciendo un tercero con lo que la parte asignada a Citesa baja considerablemente.

- La liberalización del mercado propicia la entrada de otros competidores con costes inferiores.

- El cambio tecnológico que se produce en los terminales telefónicos a partir del principio de la década del los 80 trae consigo una reducción considerable de la mano de obra necesaria para fabricarlos.


Todos estos factores llevan a la Compañía a una situación difícil, con unas instalaciones, equipamiento y estructura de personal inadecuadas y sin recursos financieros para emprender la reconversión, según se indica en la mencionada Memoria.

Para afrontar esta situación, Citesa diseña una estrategia que se plasma en un Plan de Viabilidad para el período 1993-1998 con la participación de la Administración y los accionistas, sobre la base de un proyecto de inversiones industriales y tecnológicas que llevan también a la construcción de una nueva fábrica en el Parque Tecnológico de Andalucía, en Málaga, adonde traslada sus actividades en 1995.

Como decíamos al principio, el lector interesado puede descargar el documento público mencionado del siguiente enlace:

Memoria Plan Viabilidad 1993-1998

sábado, 12 de abril de 2008

Mi viaje a Hong Kong. 1966

Una de las primeras exportaciones de aptos. telefónicos Heraldo, color negro, fué a la antigua colonia británica de Hong-Kong. Creo que fueron alrededor de los 80.000 aptos., no me acuerdo de la cifra correcta.

A mediados de Agosto de 1966 fuí llamado al despacho de S.Armisén quien me comunicó que habían pensado en mí para llevar a cabo un viaje a Hong-Kong (alrededor de unos 15 días, ja, ja) a fin de averiguar qué había de cierto en las quejas de la Compañía Telefónica de esta ciudad sobre la calidad de los teléfonos recibidos. La idea era que comprobara “in situ” el problema y a continuación montara una minicadena de reparación de aptos dañados.

Según me informaron, antes de iniciar la excursión, había dos problemas principales: los timbres mudos y la rotura de los bastidores de los aptos. Lo de los timbres no nos cogía de sorpresa pues ya en Fábrica teníamos experiencia en este tema: las partículas metálicas que se provocaban dentro del aparato al manipular los inserts de los bastidores, más las que a veces venían incorporadas en las cajas de transporte de los timbres se introducían en los entrehierros de los mismos, dejándolos completamente mudos. Sin embargo, lo más novedoso era el problema de rotura del bastidor. Hasta ese momento no se había producido una queja en ese sentido.

Según informaban desde H.K., el bastidor se partía por la parte posterior del mismo, justo en la zona donde entraban los cordones de extensión y microteléfono.Pero antes de explicar por qué ocurría ésto, voy a contar cómo fue el principio de la excursión.

Después de un largo viaje de varias horas, con escalas en Madrid, Roma, Bombay y Bankog, pasamos por encima de Vietnam (con absoluto silencio por parte del pasaje, hasta que nos avisaron que ya estábamos fuera del espacio aéreo) y llegamos finalmente a Hong Kong. Ese día se celebraba una fiesta (no sé de qué) con gran colorido y estruendo de cohetes. Debido a los cambios de hora y el largo recorrido estaba muy cansado, por lo que decidí meterme directamente en la cama del hotel Ambassador, sito en la calle Nathan Road de la Península de Kowloon. No había dormido ni una hora cuando un estruendo horrible, como si hubiera sido una bomba, me puso en pie en la cama con los pelos de punta y una taquicardia considerable. Se trataba de un poderoso petardo colocado a unos metros de la ventana de mi habitación. ¡Maravillosa bienvenida! Solo fue superada cuando al rato, al salir del hotel para dar un paseo, fui a punto de ser atropellado por un taxi al intentar cruzar la calle (¡ conducen por la izquierda !).

A la mañana siguiente llamé por teléfono a Mr.Wethey, presidente de Transelectronic, que era la fábrica de ITT adonde la Cía. Telefónica de Hong Kong enviaba los teléfonos defectuosos para su reparación. Tras muchas vacilaciones e interrupciones pude indicar a este Sr. que era necesario hablar con algún representante de la compañía telefónica e indicarle que Citesa había enviado a un técnico(¡yo!) para repararlos lo antes posible.

La entrevista, al día siguiente, con dicho representante fué bastante desagradable y eso que, por mi mal inglés (siempre fué muy malo), no me enteraba de la mitad de lo que me decía (solo por la expresión de su cara me daba cuenta que no estaba nada contento con los “ toys telephones”, como él los llamaba).

En Transelectronic habían preparado una planta adonde había amontonados, cuando yo llegué , una cantidad bastante considerable de teléfonos (¿400? , ¿500 ?) a los que tenía que intentar reparar. A partir de ese momento seguían llegando más.

Preparación para el trabajo
Como las personas que me iban ayudar en la reparación eran cuatro chicas chinas, Mr.Wethey tuvo la feliz idea de buscar en la Universidad china a uno de los pocos españoles que vivían entonces en la Colonia , hablaba perfectamente chino y que tenía cierta preparación.

Se trataba de un ex-seminarista , Daniel Cavero, que daba clases de español e inglés en la Universidad china, pues en H.K. había, por lo menos entonces, dos Universidades (la china y la inglesa). Este hombre llegó a Taiwán (Formosa) años atrás y escribía sobre la vida y las costumbres de la isla para una revista española; como no escribía muy bien de Chiang Kai Shek fue expulsado y declarado persona “non grata”.

Arribó a Hong Kong y se casó con una china, Cecilia, con la cual llegó a tener cuatro hijas. Este hombre me trató como un amigo y fué de una ayuda inestimable no solo en mi trabajo sino durante mi estancia en la ciudad.

Para facilitar mi comunicación con las operarias me confeccionó una lista de todos los elementos, piezas y componentes del teléfono, así como de las herramientas que usaríamos en la reparación. En un bloc, a la izquierda y de arriba abajo aparecían los nombres en español; a la derecha, en otra columna, las traducciones en inglés, y al final, más a la derecha, la última columna con la pronunciación en chino de todas las palabras.

Esto era completado con una lista en chino, pronunciada en español, de frases y palabras vulgares de uso común, tales como saludos (buenos días, buenas tardes, tarde, mañana, etc.) y frases usuales en la vida corriente.

Esto representó para mí una ayuda enorme, ya que en el trato diario con las operarias, de las cuales una hablaba algo de inglés, yo me dirigía a ellas con un lenguaje mezcla de inglés y chino (lástima no haberlo grabado). Por ejemplo, si necesitaba un destornillador, le decía a la jefecilla: - Fung, (era su nombre), please, one “losipay”. Losipay era como sonaba en chino la palabra correspondiente a un destornillador.

Aparte de esto siempre llevaba conmigo un pequeño diccionario de inglés-español.

Una vez que íbamos al restaurante a almorzar, lo dejé olvidado en el taller y antes de entrar en el coche le dije a Mr.Wethey, que lo había dejado arriba y que necesitaba llevarlo por que era muy útil para mí, a lo que me contestó: “it is no useful, but essential”.(era un cachondo).

Así comenzó el trabajo
1º.- Procedimos a desmontar la montaña de teléfonos que había allí acumulados y ordenarlos en el suelo a fin poderlos contar con cierta facilidad.

2º.- A continuación fuí probándolos uno a uno, utilizando un pequeño dispositivo diseñado y montado en el Laboratorio de Pruebas de Vida (Control de Calidad.)Prácticamente todos tenían el bastidor roto y el timbre mudo.

3º.- Una vez reparado el apto. ,especialmente de fallos en el timbre por acumulación de virutas metálicas en los entrehierros, se le colocaba un bastidor nuevo y a continuación se enviaba a HK Telephone Co.

Respecto a las roturas de los bastidores , la mayor parte de ellos, como he escrito al principio, presentaban una fina línea de una substancia, como un sudor, que era por donde posteriormente se abrían. Este problema era debido a la llamada “migración de plastificante”. Para quien no lo sepa, un plastificante es una substancia que, incorporada al plástico, incrementa su flexibilidad, manejabilidad y elasticidad, disminuyendo la dureza y rigidez. Los plastificantes son productos esenciales y mayoritarios dentro del producto acabado, lo que ha originado que desde un principio su utilización haya sido vigilada y controlada. Los plastificantes son sustancias que se agregan en la fabricación del compuesto de PVC para impartirle blandura y flexibilidad. Debido a su performance y bajo costo, los plastificantes crean productos para el consumidor y la industria que son versátiles, durables y accesibles. Alrededor del 93% de los plastificantes son ftalatos, quedando aproximadamente un 7% correspondiente a ésteres o poliésteres basados en adipatos, ácido fosfórico, sebácico, etc., El PVC (usado en la fabricación de pasachasis en los cordones de extensión y microteléfonos) consiste en una larga cadena de polímeros con alto peso molecular. Los plastificantes, como los ésteres de ftalatos, son líquidos. Las condiciones de procesamiento – que involucran calor y a veces presión— hacen que los polímeros y los líquidos se junten. En el nuevo estado, el líquido actúa como un lubricante interno y permite que las cadenas del polímero se muevan las unas hacia las otras, brindando flexibilidad. Entonces este material puede ser moldeado o formado en una variedad de productos útiles.

Pués bien, la rotura de los bastidores, debido a la “migración”, provenía según parece de dos fuentes. Por un lado el contacto del pasachasis (grommet) con el bastidor, unido al calor y la humendad en Hong Kong y a la presión mecánica que, en algunos casos, había en estos puntos, provocaba esta “migración”, causante de la rotura del plástico del bastidor (ABS). Pero también había otra posible causa, que fue descubierta en los laboratorios de STL (Londres) y era la producción de ciertos vapores producidos dentro de las bolsas de plástico que cubrían los aparatos telefónicos.

Yo hice algunas pruebas con bastidores nuevos llegados de Málaga, introduciéndolos en bolsas bien cerradas. Al cabo de unos días algunos bastidores presentaban fisuras. Tras el informe de STL las bolsas que envolvían los aptos. y los bastidores llegaban con orificios realizados para facilitar la evacuación de dichos vapores.

Así era mi vida un dìa cualquiera
Del Hotel Ambassador, en el cual estuve dos o tres días, pasé al Hotel Fortuna, en la misma calle que el primero, pero más barato, ya que Mr.Wethey pensó que, a la vista del tiempo que se suponía iba a estar en Hong Kong, la factura del primero podría ser demasiado elevada. Como expuse al principio, llegué a esta ciudad a mediados de Agosto y regresé a Málaga a mediados de Diciembre. El 16 de Enero de 1967 nacía mi tercer hijo. (el pequeño tiene ahora- Abril de 2008- 41 años).

A primera hora de la mañana, tras desayunar en el hotel, unas veces venían a buscarme en un coche de ITT, y otras iba en taxi hasta la fábrica de Transelectronic, que estaba también en al península de Kowloon, pero algo más al interior.

El trabajo se interrumpía entre las 11 y las 12 del mediodía, momento en que almorzaban en la misma fábrica las cuatro chinas que trabajaban conmigo y el resto de operarios que había en la fábrica. Por cierto que lo único que me enseñaron de aquel taller era una cadena de montaje de un pequeño televisor hecho allí, al cual le ponían una carcasa de plástico con la leyenda:”Made en USA”(así se escribe la historia).

En ese tiempo yo aprovechaba para tomar algún zumo y un dulce. Las chicas volvían pronto y a veces traían, dentro de una bolsa de plástico de las que se utilizaban para envolver el microteléfono, unas cuantas cucarachas asadas a modo de postre. Cuando el primer día me las ofrecieron se partieron de risa al ver la cara de asco que puse cuando las ví.

Al poco tiempo, a eso de las 13 horas, me recogían Mr.Wethey, Mr. Guiford (el controler) y un chino con una hermosa coleta y que al preguntarle si era chino me contestó con cierto enfado que no, que era americano. Creo que era un jefecillo de taller.

En el coche de la compañía íbamos al restaurante del Aeropuerto que era el único decente que había cerca de la fábrica. Todavía recuerdo la cara de “coña” que pusieron los camareros uno de los días al ver como un hermoso albondigón era disparado hacia la puerta impulsado por la presión ejercida por mis “sticks”.

Posteriormente volvíamos a la fábrica adonde permanecía hasta alrededor de las 4 ó 5 de la tarde.

A partir de ese momento el día era mío. Aparte de numerosos paseos para conocer la ciudad, por cierto bastante tranquila y agradable, iba con cierta frecuencia al cine; buscaba las películas habladas en chino con subtítulos en inglés: ¡era la única forma de enterarme! Como a veces iba a la última sesión observaba que al terminar la película y al encenderse las luces salía en pantalla una fotografía de su graciosa majestad la reina Isabel acompañada del ”God save the Queen” ; como es natural, los pocos ingleses que estaban en la sala en ese momento permanecían firmes mientras sonaba la música: los chinos salían pitando sin hacer el menor caso.

Epílogo
Durante los cuatro meses que duró mi estancia en esa ciudad tuve la oportunidad de hacer varias visitas tanto en la península de Kowloon, como en la isla Victoria, centro principal de la Administración y centro comercial y turístico. En la mayoría de estas salidas solía acompañarme Daniel Cavero, gracias a lo cual fui conociendo sitios bastante interesantes.

Cuando llegué aquí una de las cosas que me extrañó fue ver los típicos autobuses ingleses de dos pisos con publicidad de Cerveza San Miguel. Yo en principio pensé que era producto de la exportación española. Posteriormente me enteré que en 1890 el español Enrique Barreto abrió en Manila, en el distrito de esta capital que lleva el nombre de San Miguel, la fábrica de cerveza San Miguel, la primera fábrica de estas características del sudeste asiático. En 1946 nace en España otra fábrica cervecera bajo el nombre de La Segarra. Siete años más tarde, Andrés Soriano, presidente de San Miguel filipina llega a un acuerdo con La Segarra para que ésta siga produciendo su cerveza bajo el nombre de San Miguel, y así nace San Miguel, Fábrica de Cerveza y Malta, S.A. Conclusión: que los chinos ya bebían mucho antes que nosotros la cerveza San Miguel filipina.

Al poco tiempo de estar aquí llegó el director general D. Mariano Gómez Mira, que junto con Lorenzo Martínez venían a interesarse por la marcha de la reparación de aparatos.

Una de las cosas que me perdí fue la invasión pacífica de la colonia por parte de los guardias rojos de la revolución cultural (Mao Set Tun), que entraron en Hong Kong en Enero de 1967.

Como final he de señalar que este viaje, el primero que hacía fuera de España, fué una experiencia muy gratificante, a pesar del enorme trabajo que tenía por delante y de la preocupación de no saber exactamente cuando iba a volver a casa, esperando la llegada de mi último hijo.

Rafael Serrano Calvo

jueves, 10 de abril de 2008

EL TRANSPORTADOR RAPAZ

Aunque hace algún tiempo, di por terminada mi participación activa en estas páginas, he seguido visitando el blog. Con ello, he enriquecido mi conocimiento con numerosos aspectos, técnicos y financieros de CITESA, de los que habéis escrito los que podíais hacerlo.
Mi memoria de la fábrica, quedó agotada con mi aportación, pero, las vuestras, han servido para ampliarla, con historias y anécdotas, que no recordaba o, simplemente, ignoraba. Al mismo tiempo, creo conocer mejor, ahora, a las personas, que, aquí, han escrito y, cuya identidad, he descubierto –en algún caso-, a través de las siglas, con las que aparecen.
Ya no pensaba aparecer más por este blog, pero, en el anecdotario, no pude encontrar algo, que sucedió en el taller de ensamble y que, posiblemente, justifique el extraño titular de esta entrada, así como mi necesidad de contarlo:
Aunque no sabría precisar el año, me remito a la fecha de las cadenas de ensamble progresivo, que se abastecían y evacuaban, por medio de los dos transportadores (amarillo y rojo) y que facilitaban el manejo de materiales.
De uno de ellos, que llevaba sus bandejas repletas de subaparatos, colgaban los cablecillos, rematados en conteras, del timbre y del disco y, en uno de los tramos más bajos, uno se enredó en el pelo de uno de los mozos, arrastrando el resto de la cabellera –que, realmente, era un peluquín-, para, después de haber atrapado su presa, reanudar el vuelo hacia las alturas y dejar, al mozo, con las ideas al descubierto. Posiblemente, nadie hubiera reparado en el hecho, sino fuera por la carrera y saltos, con los que, el agraviado, pretendía recuperar el pelo perdido y que, finalmente, no llegó a conseguir.
Y, aunque estoy seguro de una posterior recuperación del aditamento capilar, también se que, desde entonces, jamás lo volvió a lucir.

lunes, 7 de abril de 2008

Los teléfonos inalámbricos.

Los teléfonos inalámbricos de Citesa.

En el muy interesante artículo de Ángel López Esteve se mencionan los inalámbricos. Creo que su historia es curiosa y voy a tratar de contar lo que yo se de ellos.
A finales de los ’70 y principios de los `80 empezaron a usarse los aparatos telefónicos inalámbricos en EEUU. En un primer momento utilizaban al frecuencia de 27 MHz. , es decir la llamada banda ciudadana. Había 10 canales, con lo que era frecuente que se produjeran interferencias entre aparatos cercanos. Además había mucho ruido de fondo y la calidad del sonido no era buena. A pesar de todo, estos dispositivos daban al usuario la ventaja de la movilidad y enseguida se vendieron en gran cantidad. En vista de la situación el FCC (Federal Communications Commitee) hacia 1986 añadió las frecuencias de 47-49 MHz.
En España no eran legales, pero todo español que viajaba a EEUU se traía uno en la maleta. También se vendían en Canarias, Ceuta y Melilla. Con la frecuencia de 47-49 MHz. se daba en algunas ciudades españolas (Madrid por ejemplo) la situación de que el primer canal de TVE emitía en ese margen, con lo que lo que se hablaba en uno de aquellos teléfonos se podía oir en los televisores de todo el bloque. Telefónica no se decidía a legalizarlos, publicando una especificación adecuada a la situación del espectro de frecuencias en España.
Finalmente en noviembre de 1987, con ocasión de la exposición SIMO, se decidieron y pidieron a CITESA que les ofreciera uno, pero sin dar una especificación.. Nuestro Director General, Francisco Gil Burgos me encargó que, como Director de Marketing me encargara de buscar la tecnología o el producto adecuados.
Pronto descubrí que, en aquel momento, en ninguna compañía del grupo Alcatel se fabricaban inalámbricos, por lo que no disponíamos de la tecnología necesaria, así que había que buscarla fuera del grupo. Gil Burgos quería que me fuese inmediatamente a Japón a buscar el posible proveedor. Le convencí de que lo primero era encontrar posibles alternativas, no solo en Japón, sino también en Taiwán, Corea o Hong Kong. Así que me puse en contacto con el presidente de Alcatel ITS en Tokio, Keijiro Sato, al que conocía desde los tiempos de nuestra exportación de Góndolas a Japón. Naturalmente lo primero que me pidió fue la especificación del inalámbrico necesario. Visité a Ingeniería de Telefónica sin resultado. Todo lo que dijeron es que querían un inalámbrico en unas determinadas frecuencias (47-49 MHz.) y en cantidad de 30.000 anuales.
Mientras tanto el tiempo pasaba y cuando, por fin, se pudo concretar que empresas visitar era finales de enero de 1988. Gil Burgos decidió que fuésemos el Director de Ingeniería de Desarrollo (Carlos Fernández Parra ) y yo. Los países a visitar eran: Hong Kong, Taiwán, Corea del Sur y Japón, y el número de empresas unas 23. Como yo ya tenía experiencia en el Lejano Oriente preparamos cuidadosamente las visitas. Lo primero fue realizar una presentación con transparencias, donde decíamos quienes éramos, empezando por presentar un mapa de Europa donde se indicaba la situación de España y Málaga. En alguna empresa cuando les dijimos que nuestro pedido sería de 30.000 teléfonos se rieron en nuestras barbas, ya que estaban fabricando más de tres millones anuales para Sony . Otras resultaron ser eso que en Málaga llamamos “chambaíllo” con niveles de calidad bajísimos. Además el no disponer de una especificación daba una impresión de poca seriedad por nuestra parte. Finalmente sólo tres empresas, una de Taiwán (SAMPO), otra de Corea y otra de Japón cumplían con los standards de calidad admisibles y se prestaban a suministrarnos el producto y la tecnología. Pero en cuanto a plazo de entrega (Telefónica quería entregas en cuatro meses) solo SAMPO podía cumplir algo parecido a los deseos del cliente. Empezamos las negociaciones con SAMPO dos o tres meses después. Fueron durísimas, empezando porque el Director General de SAMPO con el que negociábamos, casi no hablaba inglés y siempre pensaba que le estábamos engañando; Al Director de Marketing le cambiaron de puesto y nos encontramos con otro que no conocía los antecedentes, etc.. Empezábamos las reuniones a las 8h30m , y acabábamos hacia las nueve de la noche, comiendo en la sala de reuniones pollo frito de un Kentucky Fried Chicken cercano, y bebiendo mucho te. El equipo negociador estaba compuesto por Fernando García Manso, José Luis Casado y yo. En las últimas reuniones se nos unió el abogado de Departamento Legal de SESA..
Durante las reuniones nos sucedieron muchas anécdotas. Una de ellas creo que merece ser contada porque ilustra acerca del ambiente en las negociaciones. Muchos de vosotros recordareis a Costard Cheng. En beneficio de aquellos que no le conocieran diré que es un chino taiwanés, con nacionalidad española, que se dedica a los negocios de importación-exportación por lo que tenía mucha relación con CITESA. Cuando íbamos a Taipei era nuestro “ángel de la guardia”. Su familia era de las que habían pasado a Taiwán cuando Chiang Kai Sek fue derrotado por Mao Tse Tung, siendo su padre y sus tíos generales del Ejército, y su cuñado comandante.
Como he comentado anteriormente, el Director General de SAMPO estaba en una actitud poco amistosa, pero a pesar de ello, cuando llegó un sábado, en el que también tuvimos reunión, al final del día nos preguntó que si teníamos planes para el domingo. Le contestamos que descansaríamos y estaríamos con amigos nuestros de Taipei. Cenamos con Costard y nos propuso que el domingo fuéramos a visitar un palacio cercano donde Chiang Kai Sek vivió los últimos años y que desde entonces se usaba tan solo para reuniones del partido, el Kuomintang, estando rigurosamente cerrado al público. El domingo por la mañana nos recogió Costard en el hotel y nos llevó primero a un cuartel, de donde salimos escoltados por dos motoristas para dirigirnos al palacio.
Cuando el lunes llegamos a la reunión, el Director General de SAMPO nos preguntó si nos habíamos aburrido mucho el domingo. Al contestarle que habíamos visitado el palacio (no recuerdo el nombre), dijo: “¡Ah! ¿Lo han visto desde la colina de enfrente?”. “No, hemos estado dentro porque tenemos amigos en el ejército”. Se quedó de piedra. Y, a partir de entonces cambió su actitud hacia nosotros.
Con objeto de salir al mercado lo antes posible, llegamos al acuerdo de utilizar al principio un modelo que ya fabricaba SAMPO, y al mismo tiempo diseñar un nuevo modelo exclusivo para CITESA. Pero todo eso, es otra historia.

martes, 1 de abril de 2008

CITESA: LOS NÚMEROS, LA CONTABILIDAD, LAS FINANZAS.

Algunos compañeros han dejado escritas en este sitio sus vivencias en Citesa. Animado por Rafael Vertedor, he tenido también la osadía de hacer un recorrido por mis treinta y cinco años de trabajo en la fábrica que han quedado reflejados en el fichero adjunto (enlace al pie).

Desde la especial perspectiva de alguien que siempre ha desarrollado su actividad laboral en el área de las finanzas de la empresa, he intentado narrar como nos han condicionando la vida, en el aspecto profesional, la multitud de cambios de todo tipo ocurridos durante tan largo periodo.

A quien le resulte interesante o ameno gracias por llegar hasta el final, a quien se aburra sugiero que abandone la lectura cuanto antes.



Ángel López Esteve