miércoles, 12 de marzo de 2008

El Góndola.


Góndolas forrados en piel. Versión USA

Góndola para Suecia. STR
(Fotos de J.C. Prieto)


El Góndola

El aparato Góndola fue, en un principio, copia del “Trimline” fabricado por Western Electric para Bell System (ATT). El diseño fue realizado por Henry Dreyfuss Associates, estuvo expuesto en el Museo de Arte Moderno de Nueva York y, en mi opinión, es uno de los mejores diseños de aparatos telefónicos anteriores a la era de la microelectrónica. En EEUU se lanzó en 1965.
Hacia finales de 1968, y como resultado de una visita de un directivo de Telefónica a EEUU, se nos pidió que lo adaptáramos a las necesidades de Telefónica y lo fabricáramos en España.

Recuerdo que un buen día Santiago Armisén de vuelta de un viaje a Madrid nos llamó a la sala de reuniones de Dirección y, enseñándonos 3 fotografías (dos del microteléfono, abierto y cerrado, y una de la base) nos dijo: “Hay que calcular el coste de fabricar este aparato. El resultado tiene que estar el lunes en Madrid”. Era un sábado. (Entonces se trabajaba las mañanas de los sábados). Así que nos pusimos a la tarea, y en un par de horas teníamos un resultado. Como se puede comprender la exactitud de la estimación no sería muy alta, pero el caso es que cumplió su cometido.
Afortunadamente para nosotros, el modelo ya se estaba fabricando en la fábrica de ITT en Corinth (Mississippi), con el nombre de Trendline. Así que se pidió la información técnica. Naturalmente dicha información estaba en unidades del sistema anglosajón y hubo que “traducirla”. Entre la preparación de la información de ingeniería y el diseño y construcción de herramientas no se comenzó la fabricación hasta 1970. (Las fechas las doy sin tener documentos a mano). El primer año Telefónica nos hizo un pedido de 30.000 aparatos. Con ese dato se preparó el Plan de Producto para su aprobación por ITTE (Bruselas). En el Plan se supuso que la inversión se recuperaba en el primer año. A pesar de la oposición de algunos jerifaltes de Bruselas, que decían que en España no iba a tener éxito, se consiguió la aprobación. En años posteriores el Góndola salvó a Citesa.
Algunos recordareis que el diseño mecánico era endiablado. El circuito impreso (que estaba en el microteléfono) era flexible (de mylar), y efectuar en él la soldadura de los componentes era muy difícil. Al principio el “gancho conmutador” se fabricaba a base de resortes que había que ajustar. Más tarde se pasó a utilizar un microrruptor. También al principio, y siguiendo el diseño de ATT, el disco se iluminaba mediante una pequeña lamparita incandescente, alimentada por un transformador que iba conectado a la red eléctrica. Esto originó un conflicto con los celadores de Telefónica, que decían que entre sus tareas no estaba la de manejar los 220 v. de la red. (Muchos abonados no tenían un enchufe cerca del lugar de instalación del aparato y pedían al celador que les instalara uno). Así que Ingeniería de Telefónica (Planes y Normas) nos pidió que estudiásemos la posibilidad de utilizar un L.E.D. (diodo luminoso) que, por aquellas fechas era algo muy novedoso. Así que preparé una especificación del LED ideal y la envié a algunos fabricantes de LED’s. Para mi sorpresa un fabricante aceptó la propuesta y empezamos a utilizar el LED. Por cierto que en eso nos adelantamos a ATT, que cuando se enteró se dirigió a ITT Nueva York para pedir información. El Director Técnico a nivel mundial del área de Audiocomunicaciones, Frank Palen se dirigió a mí y le envié la información. A los pocos días me envió un telex diciendo que los técnicos de ATT estaban preocupados porque, como el LED estaba en serie con el circuito telefónico, al marcar, el LED se encendía y apagaba siguiendo los impulsos del disco, y que pensaban que esos destellos intermitentes podían desencadenar crisis epilépticas o migrañas en abonados predispuestos. Mi contestación fue que si eso era cierto en Times Square (donde hay multitud de anuncios destellantes) muchos viandantes sufrirían crisis. A los pocos días me llamó por teléfono diciendo que cuando les contestó en ese sentido a los técnicos de ATT, éstos le dijeron que la razón era muy convincente, así que incluyeron en LED en su diseño. (Con mejoras respecto al nuestro, todo hay que decirlo. Entre otras cosas la técnica de los LED había mejorado y ya podían ser de otros colores y no solo rojos como al principio).
Otra anécdota, esta con tintes personales, fue la siguiente. Años después de introducir el Góndola (hacia 1981) asistía yo a una reunión de ITTE en Bruselas para tratar el tema de los Planes de Producto. El Jefe de Línea de Producto Audiocomunicaciones, un sueco llamado Nordsieck, puso como ejemplo negativo el Plan del Góndola de Citesa (bueno, no mencionó el nombre de la compañía, pero al decir Góndola estaba claro), basándose en que la inversión era muy alta y había dudas sobre el éxito del proyecto. No me pude contener (era joven e impulsivo) y le contesté que, si bien la inversión era alta, se recuperaba en el primer año, y además, el proyecto había sido un éxito total, incrementándose notablemente los pedidos. En resumen que le dejé mal frente a muchas personas de ITTE. Lo que no me podía imaginar es que, meses después, dejé la Ingeniería de Desarrollo y pasé a ser Jefe de Producto de Audiocomunicaciones de Citesa, con dependencia lineal del Director General (Manuel Vidal) y dependencia funcional del Jefe de Línea de Bruselas, es decir, Nordsieck. El resultado fue que Nordsieck le pidió a Vidal que me destituyera. Menos mal que Vidal no sólo no le hizo caso, sino que me avisó de la situación.
Posteriormente se rediseñó el aparato, pasando casi toda la circuitería a la base y eliminando el circuito impreso flexible.
También se diseñó un modelo con teclado, que no fue aceptado por Telefónica, porque el entonces Director de Ingeniería de Telefónica dijo que las teclas eran muy pequeñas y no se veían bien los números.
Sin embargo el Góndola de teclado sí tuvo éxito en exportación. Se vendió en Suecia (que fue poner una pica en Flandes, ya que era territorio de nuestro gran rival: Ericsson). En Japón fue el primer teléfono extranjero aprobado. (Las anécdotas de la venta en Japón fueron muchas y divertidas). También se vendió en Australia, así como en muchos otros países.

lunes, 10 de marzo de 2008

Sobre el plan de viabilidad y la fábrica del PTA

Antonio Bravo nos cuenta cómo se agilizaron los trámites con la Junta de Andalucía sobre el plan de vialibilidad y el traslado de la fábrica al Parque Tecnológico de Andalucía.

En el siguiente enlace se puede descargar el corte de audio.

Trámites plan de viabilidad

lunes, 3 de marzo de 2008

Primeros Pasos en Martiricos

Creo recordar que fue en Abril de 1986 cuando ya aparecí por Martiricos.
Unos dia antes me llamó Alfonso Gajate y me invitó a comer en el resturante Luisa Fernanda, proximo a las oficinas de Princesa.
Durante la comida me realizo una entrevista que me irritó un poco. Yo llevaba veinte años como ingeniero en SESA y no me parecio correcto que un recien llegado me estuviera examinando . ( Me hizo monton de preguntas y me hizo hablar en ingles y frances).
Alfonso, con su sempiterna libreta, apuntaba todo. Recuerdo que cuando se enteró que mi padre habia sido militar , lo apunto con mucho interés. ¿ Que perfil de director de fabrica buscaria?.
Me recabó si yo tenia alguna pregunta para él . Y se la hice: ¿ Piensas estar mucho tiempo con nosotros?. ( Sus cejas casi le llegaron a la nuca).
Tras la comida llamé a mi jefe( Julio Hernandez) y le dije que si yo era candidato de Alfonso renunciaba al puesto. Me dijo: "Tranquilo eres candidato mio y de Canalejo".
Una vez aterrizado en Martiricos, me dediqué ,como es lógico, a conocer las instalaciones y a las personas.
Yo conocia ya a bastantes de vosotros ( Rafa, Pepe Cano, Pepe Pardo,... ) y tambien estaba un poco familiarizado con el producto.
Los teclados de multifrecuencia y la placa base del TRM habian tenido un primer nacimiento en la meseta y yo colaboré en ello.
Las instalaciones, que nadie se enfade, eran susceptibles de gran mejora.
Recuerdo que al jefe de mantenimiento ( mi pre-alzheimer me impide recordar el nombre), le pedi insistentemente la mejora de los jardines.
Las palmeras, por ejemplo, tenian un monton de hojas secas y pedian una poda a gritos.
Ante la dificultad que al parecer tenia la tarea, le pregunté a Manolo Perez( mi frecuente tabla de salvacion) si era muy caro o muy dificil. Me contestó :" Diez mil duros. Si tu firmas la factura ,este fin de semana lo hacemos" .
En otra ocasion decidimos mejorar el acceso al edificio de oficinas. Habia que abrir una puerta enfrente de las escaleras.
El jefe de mantenimiento ( ¿ Cabello?) dijo :
- Imposible. Hay una pintura muy importante que no se puede mover sin permiso del pintor.
- ¿ Dónde esta la pintura?- respondí yo.
- En la pared, tapiada .
Me parecio tan sorprendente que se pudiera emparedar una pintura y no se pudiera trasladar " sin autorizacion del artista".
La pintura resulto ser una alegoria de la industria , a mi parecer , de muy buen nivel . ( Alguien se acuerda del nombre del pintor?).
Para agilizar los cambios del edificio, se nombró a Adolfo responsable de mantenimiento, el cual con la colaboracion de Manolo, le dieron la vuelta al edificio y ademas aprendieron a hacer casetas de feria.

Anécdotas de viaje en servicio para Citesa.(I)

Como muchos citesianos recordareis yo me pasaba más tiempo en aviones y aeropuertos que en mi despacho, lo que dio lugar a multitud de situaciones curiosas, empezando porque, en un principio, Santiago Armisén quería que el que viajara fuera Gerardo Villanueva y no yo. Cuando todavía no habíamos venido a Málaga (1962) el Director Técnico de Standard decidió que había que viajar a Atenas por algo relacionado con una posible venta de aparatos telefónicos a la Administración griega. Así que Santiago Armisén (SA de ahora en adelante) nos llamó a Gerardo y a mí. Pero Gerardo no tenía pasaporte y el mío era válido tan sólo para algunos países (los del viaje fin de carrera), entre los que no estaba Grecia. Yo, que estaba preparando mi boda, puse todos los impedimentos habidos y por haber para viajar, así que, al final, fue SA. Pero, ya conocéis las Leyes de Murphy, durante el viaje murió la madre de SA y él llegó tarde al sepelio. Creo que de algún modo me culpó a mí. Así que cuando, a principios de 1965, ya en Málaga, hubo que viajar a Marruecos para visitar en Rabat a la Administración marroquí, SA le dijo a Gerardo que fuera él. Pero Gerardo le tenía verdadero pánico a volar y, con la excusa (por otra parte cierta), de que su mujer estaba a punto de dar a luz me pasó a mí el “viajecito”.
Visto que no me libraba del viaje, decidí sacar el máximo provecho posible, y como a mi mujer le apetecía mucho visitar Tánger, organicé el viaje para salir de Málaga un sábado por la tarde en el vuelo Málaga -Tánger, y el lunes a primera hora volar a Casablanca, para reunirme con el representante de ITT e ir con él a Rabat. Pero, una vez más Murphy, el 23 de marzo estalló una revuelta en Casablanca, los tanques en la calle, etc. Así que se retrasó el viaje. A la semana siguiente, cuando parecía que se había normalizado la situación, se decidió ir, pero SA me dijo: “Mira Lorenzo, yo que tú no me llevaba a Hortensia, por lo que pueda pasar”. Me pareció un buen consejo, así que organicé el viaje sin mi mujer. Después me di cuenta de que para qué quería pasar un día en Tánger yo solo, así que anulé el vuelo previsto y lo cambié para el día siguiente. Y, ciertamente, hice bien en hacer el cambio, pues el vuelo original se estrelló en Cabo Espartel (31/3/1965) muriendo 50 de los 53 ocupantes.

En el verano de 1965 había que viajar a Hong Kong, Sudán, Abisinia y Kenia para presentar el “Heraldo”. Como ya había estado en Marruecos me tocó la china. Además había que ir a Ginebra para obtener de la UIT (Unión Internacional de Telecomunicación) los resultados de las medidas de Equivalentes de Referencia realizadas en el laboratorio del CCITT. Fui primero a Hong Kong. Entonces no existía el Boeing 747, sino los mucho más pequeños 707 y DC8. El vuelo tardaba cerca de 24 horas. Málaga- Madrid-Roma-Emirato del Golfo-Bombay-Calcuta-Bangkok-Hong Kong. Naturalmente viajaba en turista. Unos cuantos días en Hong Kong, de allí a Ginebra, donde no tenían todavía los resultados de las medidas. Así que a Madrid y una semana después Ginebra -Addis Abeba (varios días de fiesta por ser el cumpleaños del Negus) así que para no perder tiempo Nairobi-Addis Abeba-Jartún- Madrid –Málaga. No he vuelto nunca a ninguno de los tres países africanos. En Sudán, especialmente lo pasé mal. En aquella época se produjo la escalada de la guerra del Vietnam, y leyendo la prensa (Life, Newsweek, Time) parecía que iba a estallar la 3ª Guerra Mundial. Y yo en un país con el que España no mantenía relaciones. El gobierno sudanés era extremista islámico. La semana anterior, en Nairobi leí una noticia según la cual los sudaneses habían tirado al Nilo, en zona infestada de cocodrilos, a 31 misioneros cristianos (católicos y protestantes). Al llegar a Jartún, me recibió en el aeropuerto el representante de ITT, y lo primero que me dijo fue que no se me ocurriera pedir bebidas alcohólicas. El calor era tal que un día de terral se recordaba como fresquito. Addis Abeba era deprimente. Un inglés enviado por UNICEF para formar a los jóvenes en técnicas de telecomunicación, se enteró de mi presencia y de que yo llevaba una película de 16 mm. sobre la fábrica de Citesa (Por cierto, ¿qué habrá sido de aquella película?). Así que me llamó al hotel y me preguntó que si podía proyectarla para sus chicos. Lo hice y de paso ví como vivían los pobres chicos. ¡Y esos eran los privilegiados! En Kenia, al llegar al aeropuerto me dieron una especie de pasaporte, escrito en inglés y swahili, donde decía que si tenías problemas lo enseñaras. Más o menos decía que el portador era un visitante que aportaba divisas al país, así que no le trataran mal. ¡Muy tranquilizador!
En ninguno de los tres países africanos se pudo vender nada. En el único sitio que tuve éxito fue en Hong Kong, donde se vendieron 85.000 Heraldos, venta que luego originó una serie de problemas. Pero, como diría Kipling, eso es otra historia. Ahora estamos en historias de viajes.
A finales de 1967, Telefónica pidió que uno de sus ingenieros visitara “Standard Telecommunication Laboratories”, en aquel momento el mejor de Europa en medidas telefonométricas. Dado que yo iba allí con frecuencia, me pidieron que le acompañara. Organicé el viaje de Málaga a Londres directo, con intención de encontrarme en Londres con el de Telefónica. Unos días antes del viaje me llamó un compañero de Comercial de Standard y me dijo que el ingeniero de Telefónica no había salido nunca de España ni hablaba inglés, así que sería mejor que yo fuese de Málaga a Barajas, me encontrase allí con él y ya juntos volar a Londres. Así lo hice, y llegamos al hotel reservado, en Bishop Stottford, un pueblecito cercano a los laboratorios. Por la mañana bajamos a desayunar al comedor del hotel y nos encontramos con otro compañero de Standard. Al acabar de desayunar el compañero nos dijo: “Esperadme un momento. Voy a ver si tienen el periódico de hoy, para ver si han encontrado la “caja negra”; ”¿A que caja te refieres?” le pregunté. “Ah. ¿No os habeís enterado?. Ayer se estrelló el avión que venía de Málaga” (4/11/1967). Me quedé pálido y se me indigestó el desayuno. ¡Era el vuelo en el que yo tenía reserva! Murieron los 37 ocupantes.
A estas alturas estaréis pensando que lo mejor es no viajar conmigo. Bueno, el caso es que aquí sigo, aunque me ocurrieron otros incidentes que contaré en próximas entregas, si os parece oportuno.

sábado, 1 de marzo de 2008

EL WATER DE LOS MARTÍNEZ

Lo que voy a contar es una historia real de la vida de CITESA que ocurría en el edifico del Paseo de Martirícos. A los que no la vivieron les parecerá increíble y el resto, los que sí la conocimos, nos sorprenderá que se pudiese dar esa situación y que se aceptase como la cosa más normal del mundo.

Los servicios de caballeros de las oficinas de las ingenierías eran como todos los servicios destinados a una colectivo de individuos varones: sus lavabos, su batería de urinarios y los apartados de los retretes cuyas puertas, tipo “tres cuartos” que no llegan al suelo ni al techo, se cerraban por dentro con pestillo. Pero en CITESA uno de los retretes tenía una puerta que cerraba completamente el apartado y que se tenía que abrir con llave. Los poseedores de esa llave eran los jefes de departamento.

La situación era ridículamente clasista, pero lo mejor fue el nombre que el ingenio malagueño puso a tal situación.

A la sazón había un programa de entrevistas en la sobremesa en Televisión Española, “La casa de los Martínez”, en el que se representaba un hogar de clase media, y varios presentadores y actores hacían de miembros de la familia (recuerdo a Florinda Chico y a Rafaela Aparicio haciendo de chachas de la casa). Cada día un famoso visitaba la casa, lo invitaban a un cafetito y le hacían la entrevista. Al final, como prueba de hospitalidad, la familia le daban al visitante famoso “la llave de la casa de los Martínez”; algo así como decirle: “ésta es su casa, puede venir cuando quiera”.

En aquél tiempo, el Jefe de Ingeniería de CITESA era Lorenzo Martínez que, naturalmente, era uno de los poseedores de copia de la llave del retrete elitista. El chiste estaba servido en bandeja: a la llave en cuestión se la conocía por “la llave del water de los Martínez”.

Como he dicho, los poseedores de derecho de la llave eran los jefes de departamento, que acabaron dando una copia a sus colaboradores de confianza, quienes hicieron lo propio con los suyos. Nunca llegué a saber el criterio para tener derecho a tal privilegio. En mi caso concreto, adquirí la categoría escatológica de “Martínez” cuando empecé a tener ciertas responsabilidades en proyectos; creo que fue Pepe Estrada el que me dio el distintivo de ese club de élite.

Años más tarde, cuando Ingeniería de Desarrollo se instaló en los locales del antiguo comedor, el Jefe de Ingeniería de entonces, Carlos Fernández Parra, intentó hacer también un retrete reservado. Pero los tiempos ya habían cambiado y Paco Gil Burgos, Director General, ante las presiones del resto de directores de departamentos, suprimió ese retrete. La igualdad debe empezar por las necesidades básicas.

Creación de Ingeniería de Desarrollo en Málaga

Cuando se empezó a trabajar en Málaga (1963) la Ingeniería de Desarrollo (I+D) se mantuvo ubicada en Standard Eléctrica en Madrid. En Málaga tan sólo había un Laboratorio de Electroacústica y Medidas Telefonométricas que era necesario para controlar los equipos de medida y algunas características técnicas de los teléfonos fabricados. Mi primera misión en Citesa fue el diseño y creación de dicho Laboratorio. Simultáneamente era Jefe del Taller de Ensamble. Como para el buen funcionamiento de la I+D alguien en Málaga debería de ser el corresponsal de la I+D de Madrid se me encargó dicha función.Hacia 1967 hubo una reorganización de la I+D en ITTE, nombrándose un Director de I+D en Audiocomunicaciones para toda Europa radicado en Bruselas (Keith Preece)y otro a nivel mundial (Frank Palen) situado en Nueva York.Ambos visitaron España, Madrid y Málaga, y decidieron que lo mejor era que la I+D de Audiocomunicaciones se trasladara a Málaga. Me ofrecieron el puesto de Director de la nueva I+D, cosa que acepté inmediatamente, abandonando el taller de Ensamble.
De acuerdo con ITTE se pensó que se necesitarían, al principio, cuatro o cinco ingenieros. Así que se pusieron anuncios y se comenzó a realizar la contratación. El problema resultó ser que los contratados tan pronto pasaban unos meses se apresuraban a irse a empresas de Madrid o Barcelona donde pensaban que tenían más futuro. Así que decidí que había que contratar a ingenieros que, o bien fueran malagueños, o al menos tuvieran vínculos con Málaga o Andalucía. Cuando el Director de Personal se dió cuenta de que, entre los currículos recibidos, yo elegía a los nacidos en Málaga o en zonas cercanas, me dijo: "Pero tú ¿estás creando una Ingeniería de Desarrollo o un cuadro flamenco?" El resultado fue la contratación de José Estrada, José Luis Casado, Alfredo García Lopera, José Antonio Maestre y José Luis Díaz Lafuente. En vista de los resultados yo diría que la selección no se hizo mal.
En aquella época (no se ahora) los ingenieros de telecomunicación sabíamos de electrónica y telecomunicación, pero el diseño mecánico no era nuestro fuerte. Así que se contrató a un ingeniero técnico de Standard con experiencia, para llevar esa parte del diseño. Su nombre Sanz Paricio. También se incorporaron proyectistas y delineantes (eso del CAD-CAM estaba muy lejos). Con el tiempo se vió la conveniencia de disponer de un Taller de Modelos, que quedó bajo la responsabilidad de Oscar Mestre y al que se incorporaron varios matriceros. No quiero olvidarme del Laboratorio de Telefonometría, cuyo jefe era el entrañable Leonardo Sanchez Navarro (QEPD) y al que también se incorporó José Antonio Marinero.
Lorenzo Martínez.